20120109

{ Ciudades, Arquitectura y Género }

En el prólogo que Manuel Delgado realiza a la reciente reedición en español de Vida y Muerte de las Grandes Ciudades de Jane Jacobs[1] el antropólogo menciona, entre otras cosas, la crítica que en su momento Lewis Mumford hiciera a la publicación. La necesidad de incorporación de un saber ciudadano a la planificación de las ciudades vindicada por parte de Jacobs no fue del todo bien recibida por el experto en urbanismo Mumford, quien desde el título de la columna cargaba contra esa visión caracterizando de ingenuas las percepciones de "Mamá Jacobs" y de caseros sus "remedios" contra el cáncer de las ciudades.[2]

Más allá de los debates que esta polémica pudo –y que aún hoy debería– generar entre los diferentes tipos de conocimiento que operan sobre la ciudad y la incorporación de estos a la planificación urbana, resulta significativo que Lewis Mumford rechazara ese conocimiento "no experto" y, más aún, que lo adjetivara peyorativamente en unos términos que, por comunes, muchas veces pasan inadvertidos. Esto es, a través del género.

Y no sólo porque Jane Jacobs fuera mujer –que también–, sino porque los remedios que la escritora, periodista y activista proponía eran, según el señor Mumford, caseros y propios de una madre, no un padre gestor y organizador de la economía urbana y familiar según el predominio de determinados modelos familiares con que en un alto grado se siguen pensando las ciudades al menos en Occidente. Lo cierto es que aún hoy sigue siendo escaso el abordaje de los entornos urbanos y las ciudades desde una perspectiva de género.[3] ¿Y por qué habríamos de hacerlo? Antes que darlo por sentado, propongo varias respuestas con el fin de activar posibles debates.

Usos e imaginarios

En primer lugar porque los entornos urbanos y construidos, lejos de ser neutros están altamente connotados. De esta manera lo exponía José Miguel G. Cortés en el texto que introducía Contra la arquitectura. La urgencia de (re)pensar la ciudad, exposición celebrada en el año 2000, en el Espai d'Art Contemporani de Castelló: 'Evidentemente, la ciudad es lo construido, aquello más objetivo y visible, pero también es lo constituido por los usos sociales, las normas y las insituciones. En ese sentido, cuando el punto de vista sobre la ciudad se disfraza de neutralidad se está defendiendo un espacio que reproduce la subordinación de lo femenino y niega las diferencias sociales, alentando los lenguajes universales que contribuyen a la perpetuación de las diferencias en contra de la diversidad y la pluralidad'.[4]'

Si asumimos que las percepciones de la ciudad son también ciudad, resulta fácil ver cómo éstas no son sólo diferenciales entre clases sociales, colectividades y diferentes usuarios de la ciudad, sino que estás sujetas en su mayor parte a determinados códigos de identificación que hacen que no sea lo mismo pasear por la calle de la mano a una pareja heterosexual que a dos personas del mismo sexo, por insistir en uno de los ejemplos más elementales.

Visibilidad y crítica

'¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?'.[5] La –siempre pertinente– pregunta con que Linda Nochlin sentaba las bases de una crítica a la historia del arte desde una perspectiva feminista puso en evidencia las desigualdades entre sexos en el andamiaje cultural de occidente. La actitud crítica, y su propia posibilidad, se activa cuando las desigualdades se hacen visibles, de tal forma que visibilizar diversos aspectos de las ciudades a través del género no sólo incorpora estas subjetividades al pensamiento de la ciudad, sino que permite desmontar al mismo tiempo las lecturas e interpretaciones unívocas e unidireccionales –universales, por tanto– sobre algo tan plural como son las ciudades.

La construcción de identidades

Al mismo tiempo, considerar las percepciones subjetivas de la ciudad no implica necesariamente pensar sobre las ciudades desde un relativismo individual, dado que las identidades se construyen también colectivamente. Aaron Betsky, en Queer Space[6] analizó las características de los espacios y lugares dedicados o usados principalmente por gays y lesbianas para pensar en cómo los clubs, saunas y salones de té reflejaban a lo largo de la historia las actitudes de la sociedad hacia estos comportamientos sociales adscritos literalmente a una identidad desde el siglo XIX.

Pero basta pensar en cómo esos lugares han sido –y son– tanto usados como materializados, es decir construidos físicamente, para darse cuenta de que los entornos físicos no sólo reflejan, sino que también construyen estas –y otras– relaciones entre todos los agentes que operan en las ciudades. El arquitecto Andrés Jaque, al frente de la Oficina de Innovación Política, enmarca dentro del pensamiento ecosistémico un nuevo marco crítico en el que describir las sociedades y desde el que operar en ellas, donde 'las tecnologías, en lugar de actuar como infraestructuras sirvientes dotadas de autonomía, son agentes en las cadenas de asociaciones que en muchos casos habitamos'.[7] Para Jaque, quien según sus palabras ve –y construye– la arquitectura como la sociedad tecnológicamente representada 'ya no hay fondos (o contextos) y objetos (o sujetos) sino cadenas de asociaciones entre cosas diferentes'.[8] Y es precisamente desde este contexto donde la perspectiva de género permite aportar visibilidad y legibilidad a algunos de los procesos que dan forma a las ciudades.



[1] Jane Jacobs. Muerte y vida de las grandes ciudades, presentación de Zaida Muxí, Blanca G. Valdivia, Manuel Delgado, traducción de Ángel Abad / Ana Useros. Salamanca: Capitán Swing Libros, 2011.

Edición original: The Death and Life of Great American Cities. New York: Random House, 1961.

[2] Lewis Mumford, The Sky Line, "THE SKY LINE 'Mother Jacobs Home Remedies'," The New Yorker, December 1, 1962, p.148.

[3] A modo de ejemplo, ninguna de las temáticas ni etiquetas del blog de La Ciudad Viva incluye la palabra 'género'.

[4] José Miguel G. Cortés. "Contra la arquitectura. La urgencia de (re)pensar la ciudad", cat. Exp. Contra la arquitectura. La urgencia de (re)pensar la ciudad. Comisario José Miguel G. Cortés, Espai d'Art Contemporani de Castelló, 2000, p. 59.

[5] Linda Nochlin. "Why Have There Been No Great Women Artists?" ARTnews, January 1971.

[6] Aaron Betsky. Queer Space. Architecture and same-sex desire. New York: William Morrow and Company, INC., 1997.

[7] Andrés Jaque y la Oficina de Innvación Política. Eco-Ordinary. Etiquetas para la práctica cotidiana de la arquitectura. Madrid: Escuela de Arquitectura. Universidad Europea de Madrid, 2011, p.25.

[8] Ibídem.